La caja de la batería sirve como carcasa exterior que aloja todos los componentes críticos de la batería, protegiendo elementos como los módulos de la batería, los sistemas eléctricos, los sistemas de gestión térmica (TMS), los sistemas de gestión de la batería (BMS) y otros de los efectos de la humedad, el polvo y otras sustancias nocivas. Además, proporciona resistencia a los impactos y protección contra colisiones externas.

Está ampliamente reconocido que reducir el peso de la carcasa de la batería en unos 10% puede aumentar la autonomía del vehículo eléctrico en aproximadamente 6%. La carcasa de la batería suele representar entre el 20 y el 30% del peso total del sistema, lo que la convierte en un componente estructural primario. En consecuencia, conseguir cajas de baterías ligeras se ha convertido en uno de los principales objetivos para mejorar los sistemas de baterías, garantizando al mismo tiempo tanto la funcionalidad como la seguridad general del vehículo.